Desatar bendiciones

Daniel es el primer actor en la restauración post exílica del pueblo de Dios. Sin embargo, cuando comienza la restauración nadie se entera. Se puede decir que, en lo privado comenzó la victoria pública. A diferencia de Esdras o Nehenías que marcharon a Jerusalén para bendecir a su nación, Daniel lo hace desde su lugar de trabajo, en el campo menos visible y comprendido, el espiritual.

La epístola a los Efesios, en el Nuevo Testamento da mucha relevancia al campo espiritual de acción. El Apóstol Pablo señala que, detrás de todo conflicto humano, existe una guerra espiritual, y espiritualmente debe pelearse. Efesios 1: 22 – 23, 3: 9 – 10, 6: 10 – 12, 18.

Con la batalla espiritual de Daniel puede verse, que no es sino hasta que la guerra espiritual está ganada, que se puede iniciar la acción humana. Esto hace primordial conocer como inicia la acción espiritual. La conquista espiritual de Daniel presenta dos claves: Vivir de manera trascendente y ministrar en conocimiento de Dios.

Vivir de manera trascendente

Una de las acepciones para la palabra trascender es: extenderse o comunicarse a otras, produciendo consecuencias. En este sentido, vivir de manera trascendente significa extenderse en otras personas y producir consecuencias en ellas.

Daniel determinó desde su adolescencia vivir de manera trascendente. El capítulo 1 de Daniel presenta el contexto de su determinación:

1. La ciudad de Jerusalén es conquistada por Nabucodonosor quien saquea el Templo (1: 1 – 2).

2. Jóvenes del linaje real, entre los que se encuentra Daniel, son llevados cautivos a Babilonia, (1: 3).

3. En el cautiverio los jóvenes son sometidos a una re educación que dura 3 años (1: 4 – 5).

4. En el proceso de re educación intentan desarraigarlos. El cambio de los nombres hebreos con un significado religioso es cambiado por nombres relacionados con la religión caldea.

– Daniel: “Dios es mi Juez” por Beltsasar que significa “príncipe de Bel”, el dios principal de babilonia.

– Ananías: “A quien Jehová ha favorecido” por . Sadrac nombre relacionado con el dios Sol.

– Misael: “¿Quién es lo que Dios es”? Por Mesac en referencia a la diosa babilónica.

– Azarias: “A quien ayuda Jehová” por, Abed-nego que significa “siervo del dios del fuego”.

5. La alimentación que les correspondía a los jóvenes cautivos provenía de la comida del Rey, participar de la comida supondría aceptar la maldición predicha por el profeta Ezequiel como castigo para los cautivos (Ezequiel 4: 13) y además pecar contra Dios .

Tratando de resumir el contexto de la determinación de Daniel podemos decir: En su adolescencia es arrancado de su familia. Llevado cautivo a una nación muy distantes donde se habla otra lengua. Lo someten a un proceso de lavado de cerebro, en el que intentan borrar sus raíces. Finalmente le ofrecen como dieta diaria, un alimento inmundo, que le recuerda que está abandonado por Dios.

En la situación mencionada, toma más fuerza la decisión de vivir de manera trascendente. Cualquiera excusaría a un joven en esas circunstancias. Pero Daniel igual decide no contaminarse.

En mayor o menor medida nos encontramos en la crisis de Daniel. Sometidos a un proceso de lavado de cerebro, donde agradar a Dios es ridículo. Tomar la decisión de ser diferentes al común de la gente se paga con cambios de nombres muy ofensivos. Agradar a Dios es ir contra corriente.

Sin embargo, el resultado de la determinación de Daniel es motivadora. Al cabo del tiempo se comparó a Daniel y sus compañeros y no había mejores que ellos (1: 19 – 20). Dios les concedió “conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencia y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueño” (1: 17 RVR). Animémonos a vivir de manera trascendente y experimentaremos el cuidado de Dios de la misma manera que Daniel

Ministrar en conocimiento de Dios

La segunda clave para la guerra espiritual es ministrar en conocimiento de Dios. Esto implica: 1) Conocer la voluntad de Dios y 2) Conocer la persona de Dios.

Cuando Daniel lee con atención los libros encuentra que ya se cumplió el tiempo que Dios estableció para el cautiverio, (9: 2). Ahora Daniel sabe que la voluntad de Dios es que el pueblo vuelva a Jerusalén. Al conocer la voluntad de Dios empieza a orar, (9: 3 – 4). Con la certeza de que Dios quiere que su pueblo vuelva, se presenta ante él a implorar su favor.

Pero además de conocer la voluntad de Dios, la forma en que Daniel realiza la oración refleja que conoce la persona de Dios. En la oración del capítulo 9, Daniel reconoce que Dios es Justo (9: 7). Por tanto no cuestiona a Dios por las dificultades que pasan, sino las reconoce como merecidas por los pecados que cometió la nación, (9: 5 – 6) . Mas, no solo sabe que Dios es justo, también le conoce como misericordioso y aunque la justicia divina demanda un castigo, la misericordia les otorgará perdón (9: 9, 16 – 19.  También se refleja en la búsqueda de Daniel que conoce que Dios es fiel en cumplir sus palabras. Aunque la respuesta de Dios no es instantánea, según los teólogos la orden de restauración fue un año más tarde, Daniel persevera en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza ( 9: 3, 10: 2 – 3, 12), sabe que más tarde o más temprano el Señor responderá.

Ministrar en conocimiento de Dios es suficiente para vencer en la guerra espiritual. Nada señala en el texto bíblico que Daniel entendía que seres espirituales peleaban por detener la bendición de Dios para su pueblo (10: 13). No conocía nombres de principados y potestades que se oponían al bien del pueblo. Pero conocía a Dios. Esto fue suficiente

La gran tarea de Reconstrucción de la ciudad de Jerusalén fue posible por la acción de diferentes personas. Cada una aportó lo suyo. Pero fue Daniel el que inició la tarea al desatar la bendición de Dios mediante una guerra espiritual. La victoria en la batalla espiritual fue posible por la vida trascendente de Daniel y el conocimiento de Dios que poseía.

Terminemos con unas preguntas de aplicación:
  1. ¿Que circunstancias hacen difícil que mi vida sea trascendente?
  2. ¿Cómo puedo sobreponerme a estas circunstancias?
  3. En mi búsqueda por la bendición de Dios:
  • ¿Tengo presente la justicia de Dios?
  • ¿Pido a Dios misericordia o me creo merecedor de la bendición?
  • ¿Demuestro con mi perseverancia que conozco a Dios como fiel?

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