Un camino lleno de pruebas

Una charla con el Pastor Ceveriano es siempre sin desperdicios. Con su carisma, sinceridad y calma, te conquista al minuto. Deportista, consejero de primera y de su sentido del humor ni hablemos, es simplemente genial. Los jóvenes del Pffamiliar lo adoran. Por eso, quisimos conocerlo un poco más.

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El Pastor Ceveriano con su esposa, la pastora Gladis Franco de Martínez.

 

Trabajar con jóvenes no es cosa sencilla. Con adolescentes, mucho menos. Sin embargo, cuando uno tiene un llamado de amor hacia ellos, es imposible evitarlo. O al menos eso fue lo que nos dijo el pastor de jóvenes del Pffamiliar, el Pr. Ceveriano Martínez. En esta interesante entrevista, intentamos conocerlo un poco más.

¿Qué hay detrás de la figura que vemos llevando la palabra de Dios con tanta pasión cada sábado a los jóvenes de nuestra iglesia? ¿Quién es el Pastor Ceveriano Martínez? ¡Adelante!

¿Cuántos años tenés y hace cuantos años que sos Pastor de Jóvenes en la iglesia del Programa de Fortalecimiento Familiar?

Tengo 50 años, y llevo pastoreando 4 años a los jóvenes y adolescentes de la iglesia de Pffamiliar.

¿Cómo fue para que te dedicaras al ministerio? ¿Decidiste vos o vino de arriba?

Obviamente que no la decisión no fue mía. Al principio no quería saber nada del Pastorado. Me negaba a entender y a aceptar el propósito de Dios. Pero su llamado fue muy fuerte hacia mi persona; y luego de mucha lucha con Dios, acepte ser pastor.

¿Cuándo te diste cuenta que Dios demandaba de tu vida el ser pastor?

En el año 1996, cuando con mi esposa pasamos por una situación muy difícil. Nos dijeron que le había salido un quiste en la silla turca del cráneo, en la base del cerebro; y decidimos viajar a Argentina, ya que ella es de esa nacionalidad y los estudios acá estaban muy caros. La noche antes del viaje, tuvimos una noche  de clamor, de oración por mi esposa. Al terminar, el pastor se acercó y le dijo: «Gladis, porque te querés ir nomás te vas, porque Dios ésta noche te sanó.»

Fuimos a Buenos Aires y estuvimos ahí aproximadamente 16 días. Ella se hizo todos los estudios, y no salió absolutamente nada. Efectivamente, Dios ya le había sanado. Cuando veníamos yo le dije al Señor: «Si realmente querés que vaya al Instituto Bíblico, dame un mejor auto», porque tenía un Fiat que era más problemático que los «Pérez García» (risas). Al llegar a Paraguay, pasó un tiempito y el Señor me dio un auto mucho mejor, seminuevo. Fue ahí que dije que ya era el momento de capacitarme.

¿Fue difícil aceptar esa responsabilidad?

Sí, fue bastante difícil porque yo tenía mi trabajo que me demandaba mucho tiempo y además me iba muy bien, y sabía que para ser pastor también se necesitaba bastante tiempo. Fue por eso que me negué por varios meses, hasta que en una Clausura de mis suegros fue que yo sentí que Dios me había llamado de vuelta, y acepté.

¿Cómo tomó tu familia la decisión que tomaste?

La respuesta a esa pregunta es bastante dificil. Cuando yo me convertí al Señor, prácticamente a todos mis familiares los perdí, porque ellos no aceptaban mi «cambio de religión”, y cuando ellos se enteraron que me estaba preparando para el Pastorado, fue más dificil aún.

Por otro lado, mi esposa me apoyo muchísimo. Ella sentía el mismo llamado que yo y actualmente ella es pastora también. Nos fuimos juntos al instituto bíblico y nos capacitamos juntos y nos graduamos juntos. Nuestro hijo era muy chiquitito, no entendía nada todavía, pero ya creció en ese ambiente cristiano.

¿Cambió tu vida social luego de asumir ese cargo?

¡Uff! Bastante. Tuvo un cambio prácticamente de 180 grados. Yo tenía un grupo de amigos muy grande, porque soy una persona muy sociable, me adapto fácilmente con la gente,  sean gente humilde o de dinero. Cambié mi forma de vivir.

En lo social ya no frecuentaba lugares en los cuáles me iba antes (fiestas, etc.) y comencé a familiarizarme y socializar con gente de la iglesia, a movilizarme solo en núcleos cristianos.

Fue bastante difícil, porque deje gente que fueron mis amigos por años y que apreciaba mucho. Pero hoy estoy totalmente inmerso en un mundo cristiano.

El trabajo con jóvenes

¿Existen cosas que hacen difícil tu trabajo con los jóvenes?

¡Hay muchísimas! (Risas). Lo único que te puedo decir es que si yo no tenía ese llamadoPredicando en el Campamento de Jóvenes. Divino para trabajar con jóvenes, no hubiese aguantado ni un mes. Es bastante difícil, los jóvenes a veces no entienden lo que yo, por mi experiencia, quiero enseñarles.

Con el transcurrir de los años entendí que son jóvenes y hay que tenerles paciencia. Hay que trabajar mucho con ellos, enseñarles la palabra, confrontarles y exhortarles cuando sea necesario. Hay que animarles también. Usar estrategias para que ellos puedan madurar espiritualmente y ser la persona que Dios soñó que fueran.

Entonces, ¿creés que Dios tiene propósitos para tus jóvenes? ¿En qué dimensión?

No solo lo creo, estoy superseguro que Dios trazó un plan para cada integrante de la iglesia, como dice Jeremías 29:11 “Los planes de Dios son buenos”. Cada joven tiene un propósito de parte de Dios. Y en cuanto a la dimensión, es demasiado grande. Tal vez ellos no entiendan lo importantes que son para Dios.

Él quiere usar la vida de los jóvenes, no solo para conquistar su comunidad, ni las ciudades, ni el país solamente, sino el mundo entero. Hoy por hoy hay muchas tentaciones para las personas. Hay luchas, la gente llama bueno a lo malo y a lo malo llaman bueno. Por ende no es fácil también para ellos (los jóvenes) vivir una vida cristiana. Pero creo y confío plenamente que Dios tiene cosas maravillosas para cada uno, y que ellos son el presente, y  que pueden transformar al mundo.

¿Qué podría oponerse a aquellos propósitos?

La corriente del mundo, el consumismo, el pecado, por sobre todas las cosas. Ahora un joven que guarda su sexualidad y se abstiene, es un flojo, fuera de onda. Su propia generación a veces se burla de ellos, por marcar la diferencia y por haber tomado la decisión de vivir una vida en santidad.

Nosotros enseñamos, como dice en la palabra, que la santidad va llevar a los jóvenes a recibir las promesas que Dios tiene para ellos.

También las enseñanzas erróneas de nuestros ascendientes. Yo fui católico, fui enseñado de una manera religiosa, ¿y para qué me sirvió? Para nada. Solamente en ese encuentro sobrenatural con Jesucristo pude entender el propósito de Dios.

Sobrenatural dijiste… ¿tuviste entonces ya algún encuentro de ese tipo?

Muchísimas veces. Yo puedo decir que he visto la gloria de Dios. Mismo en el cambio que Él hizo en mi vida. Yo a los 28 años me encontraba totalmente en el consumismo, era un hombre vicioso, alcohólico, amargado, colérico, era un fracasado. Ese encuentro con Jesucristo me hizo cambiar, fui transformado por el poder de Dios. Hace 20 años que no consumo cigarrillos ni bebidas alcohólicas, hoy soy un hombre sin vicios.

Que existan personas que fueron transformadas gracias al poder de Dios, eso es un encuentro sobrenatural.

Pastor,  hasta cuando no pastorea…

Además de ser pastor te dedicás a otra cosa, contanos sobre eso.

Sí, hasta el día de hoy tengo mi trabajo «secular». Soy fabricante de camas somier y livings. Nunca quise ser una carga económica para la iglesia, yo no dependo de la congregación. Sí me dan un «plus», pero prácticamente no es nada, es para el combustible  que gasto trayendo y llevando gente a la iglesia y demás cosas. Al terminar el culto, llevo a sus casas algunas personas que viven lejos de nuestra iglesia.

En algún momento, por algún tipo de problema o algo, ¿llegaste a pensar en dejarlo todo?

Sí. Muchísimas veces. Yo también tengo mis momentos difíciles, soy de carne y hueso. A veces me siento cansado y agobiado cuando hay problemas. También hay veces en que quiero dudar y tirar la toalla, pero es en ese momento cuando pienso en todo lo que Dios hizo ya en mi vida… y no le puedo dejar a mi Dios. Vivir fuera de su voluntad. Fuera de Dios no hay nada que tenga sentido.

 

Así es él, el amado Pastor Ceveriano, el pastor de jóvenes. Siempre se lo puede ver hablando con alguien, dando alguna palabra de ánimo, brindando el consejo preciso, o simplemente, escuchando. El amor y la confianza que le tienen sus jóvenes llega a sorprender.

Definitivamente, él es un ejemplo de fe, de segundas oportunidades, de perseverancia y de entrega al ministerio.

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