Transformados

Texto bíblico: 2 Corintios 12:14-15

Cuando se trata de servir Dios, no solo las buenas intenciones cuentan. Pablo, por ejemplo, intentó servir a Dios desde su juventud, pero lo que hizo fue terrible. Por agradar a Dios se convirtió en perseguidor de la iglesia y su corazón estaba lleno de odio (Hechos 8:1-3, 9:1). Un día Jesús se le apareció en el camino, le confrontó con sus errores y se inició un proceso de transformación.

El poder de Cristo para transformar a una persona se hace evidente en 2 Corintios 12. El que antes actuaba resoplando odio, ahora está dispuesto a amar sin esperar nada a cambio. Inclusive a pesar de ser rechazado.

Al observar el amor y la perseverancia de Pablo, hacia la iglesia de Corinto, podemos ver la importancia de pasar por el proceso de transformación. Cada creyente que desee permanecer en el plan de Dios para su vida necesitará rendirse al mismo proceso que el apóstol. A partir de 2 Corintios 12: 14-15, podemos ver cuales son las áreas en nuestra vida en las que necesitamos ser transformados.

Área #1
La voluntad: Es necesario ser transformados en el área de la voluntad poder para practicar el renunciamiento (2 Corintios 12:15)

De manera natural nos negamos a perder nuestros derechos. Por naturaleza hacemos y decidimos por lo que represente seguridad y bienestar para nosotros mismo. Por tanto, se requiere una gran fuerza de voluntad para actuar como lo hizo el apóstol Pablo en su relación con los corintios.

A fin de anticipar cualquier cuestionamiento, antes de emprender el tercer viaje a la ciudad de Corinto, aclara: “no os seré una carga… gastaré de lo mío y aún yo mismo me gastaré por amor a vosotros” (2 Corintios 12:14,15). Como apóstol tenía el derecho de reclamarles el sustento, pero se niega hacerlo, renuncia a su derecho, con tal de poder ganar sus corazones. Esta capacidad de renunciar es propia de aquellos que son transformados por Dios.

La ventaja que obtiene al renunciar a sus derechos es que no se decepcionará ante las malas actitudes. No espera nada de ellos, por tanto nada puede afectarle. Lo importante para el apóstol es permanecer en la voluntad de Dios.

Área #2
La Responsabilidad: Es necesario ser transformados en el área responsabilidad para poder asumir la paternidad espiritual (2 Corintios 12:14)

¿Cómo es posible que el apóstol tuviera tanta paciencia a los corintios? Una y otra vez cuestionaron su autoridad. Lo menospreciaron. Se concentraron en las debilidades del apóstol antes que en sus virtudes. Con prontitud olvidaron lo que él hizo por ellos. ¿Por qué se preocupa por ellos hasta el punto de las lágrimas? La respuesta está en la paternidad espiritual. Pablo consideró a los corintios como hijos suyos.

Asumir la paternidad espiritual significa dejar de mirar como una carga a las personas que nos toca ministrar. Sino más bien como la bendición de extender nuestras vidas hacia la próxima generación. Cuando tenemos hijos espirituales dejamos un legado de esperanza a las futuras generaciones. Claro está que asumir paternidad significa una responsabilidad y para esto necesitamos que Dios actué en nuestras vidas.

Área #3
La Motivación: Es necesario ser transformados el área de la motivación para tener pasión por las almas (2 Corintios 12:14)

La motivación es la causa o razón que mueve para algo. En el caso de Pablo la causa por la cual persevera en el ministerio a los corintios es la pasión por sus almas. A pesar de ser rechazados por ellos, solo se preocupa de que se hayan arrepentido de sus inconductas (2 Corintios 12:21).

La motivación primera por la cual nos acercamos a Dios es la esperanza de recibir algo de él. Y es común que le sirvamos a Dios para obtener sus promesas. Pero debemos ir más allá. Necesitamos ser transformados en personas apasionadas por la salvación de la humanidad. Cuando nuestra motivación es la misma que la de Dios no hay dificultad que nos detenga.

Preguntas de aplicación:

  1. ¿A qué derecho nos cuesta más renunciar por el bien de la obra de Dios?
  2. ¿Puedes mencionar el nombre de algún hijo espiritual?
  3. ¿Qué te detiene a asumir la responsabilidad de ganar a otros para Cristo?
  4. ¿Cómo podemos saber si estamos en el proceso de transformación?

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