«Si yo sé quién soy, me es fácil perseverar en su plan»

¿Cómo saber si andamos conforme al plan de Dios? ¿Existe acaso algo más importante en la vida del creyente que saber esto?

Rev. Jorge Flores

El Reverendo Jorge Flores comparte la Palabra de Dios todos los domingos con la Congregación.

Encontrar la revelación del plan de Dios para nuestras vidas debería ser la primera y principal búsqueda desde el momento que nos convertimos al Señor. Vivir una vida enfocado en los propósitos de aquel que nos creó nos ahorraría un montón de dolores de cabeza innecesarios.

Si bien es cierto que esta experiencia es personal y muy diferente en cada hijo de Dios, conocer algunos testimonios nos sirven de modelo a seguir y nos ayudan a perseverar en Él.

Con muchas preguntas en la cabeza y en búsqueda de respuesta, acudimos al director y pastor principal de nuestra casa de adoración, el Reverendo Jorge Flores.

– ¿Podría contarnos cómo fue su vida antes de la revelación del Plan de Dios?

– En realidad mi vida comienza con la revelación del Plan de Dios. No puedo decir que es vida lo que tenía antes, ya que me encontraba en una gran desazón. Aunque tuve algunos sueños y planes, hace 20 años, también tuve una crisis muy fuerte porque me sentía vacío, sin propósito y sin comprender.

Cuando me acerco a la iglesia en una crisis matrimonial, no puedo decir que entendí todo lo que Dios tenía para mi vida, pero si hubo un cambio rotundo.

– Y contanos, ¿cómo se te reveló el plan de Dios?

– Es un proceso; siempre afirmo que nadie conoce todo lo que Dios tiene de una sola vez.

El Plan de Dios primario para mi vida como para la de todos es tener comunión con él, que podamos disfrutar de su amor y para eso Dios ejecuta el Plan de salvación. Dios se hace hombre, muere en la cruz para pagar por nuestros pecados; a partir de ahí, de ese Plan general para toda la humanidad, sé que Dios tiene algo para mí y lo conozco por etapas: Primero, cuando empiezo esta nueva vida, entiendo que Dios tiene Planes para mí, empiezo a hablar de Dios; empiezo a vivir diariamente en Dios y eso ya me dirige al propósito.

Levantarme y saber que Dios puede utilizarme hoy, que Dios puede hacer algo en mi vida sin saber que, me permite enfrentar la vida de manera diferente y reaccionando con lo que tengo a mano, es donde empiezo a conocer el Plan de Dios para mi vida.

Haciendo lo pequeño, lo próximo, lo cercano, compartir con algún cliente en aquel tiempo mi experiencia de salvación, mi relación con Dios.

Luego sirviendo en pequeñas tareas o grandes tareas dentro de la iglesia, hasta que finalmente, allá por los años 96 o 97, 6 o 7 años después de mi experiencia de conversión, empiezo a entender que, Dios me creó para fortalecer a las familias.

Fue un proceso de servicio en pequeñas cosas, en las primeras tareas que tuve y en centrarme en ellas para saber qué es lo que Dios quiere hacer en mi vida.

A partir de eso se va revelando, no tuve un sueño específico respecto a todo, es más, yo sé lo que Dios quiere para mi vida hoy y cuál es la orientación final del plan de mi vida, pero no puedo decir lo que pasara dentro de 5 años. Si sé que tiene que ver con fortalecer a las familias y vivir para eso.

Pero cómo se va a desarrollar todo el plan, todavía no lo tengo. Ni me apresuro por saberlo, tengo mucho para hacer hoy, mañana y pasado.

– Claro, es todo un proceso. Toda la información no nos viene en un primer momento, sino que viene de a poco, como un cuenta gotas.

– Bueno, hay casos y casos. No puedo negar que hay personas que lo han conocido de una.  El Apóstol Pablo lo conoce el primer día, cuando él se encuentra con el Señor yendo hacia Damasco, después de eso Dios le indica lo que tiene que hacer.

– Desde tu punto de vista, pastor, ¿por qué creés que el creyente debe permanecer en la presencia de Dios?

– Primero, porque en Él vivimos, en Él somos. Yo soy quien soy, por Él y cada creyente es quien es, por Él. Cuando el creyente está lejos de la presencia de Dios, fácilmente pierde su identidad. Hay un combate terrible en el mundo, en las ideas, en la filosofía, en las modas para robar nuestra identidad y si yo no sé  quién soy, no puedo vivir para lo que Dios tiene. En la presencia de Dios es donde yo recibo mi identidad, y la confirmo.

Yo puedo ir hoy a mi casa y tener una discusión fuerte con mis hijos, diciéndome que soy un mal padre y puedo hasta creerme lo que me dicen si yo no estoy en la presencia de Dios. Dios afirma mi identidad, primero con eso, Dios me hizo quien soy y El me afirma quien soy en su presencia, a más de esto de cumplir un propósito.

Él es el que da los planes, es quien nos ordena servirle, así también  provee los recursos espirituales, emocionales, culturales, económicos, lo que fuere, para cumplir el propósito.

Hace 8 días le preguntaron en una entrevista al Jefe de Ministros argentino «¿cada cuánto se encuentra con la Presidenta?», él dijo de 6 a 60 veces por día. La Jefa es quien lo confirma en su autoridad. Entonces si él va a gobernar, lo que la jefa quiere es que tiene que estar en reunión. Lo mismo Dios, es el, quien confirma mi autoridad, me da el poder para hacerlo y quien pone limitantes.

Todo esto depende  de estar en la presencia de Dios, es decir, no puedo vivir en el plan de Dios si me aparto de su presencia.

– ¿Qué consejos darías a los hermanos de la Iglesia para perseverar en el plan de Dios?

– El primer consejo tiene que ver con estar en su presencia. Acercarnos a él por su palabra, la oración. Como digo, si yo sé quién soy, me es fácil perseverar en su plan.

También uno necesita tomar decisiones a diario acerca de quién es Dios y quien soy yo para con él, tengo que empezar a tomar decisiones que me centren, que me concentren y que me dirijan para poder hacerlo.

– Contanos, ¿qué bendiciones alcanzaste al estar en el Plan de Dios?

– La primera es la plenitud que ofrece la escritura; en él, tengo plenitud, y a pesar de que hay sueños que no he alcanzado, hay dificultades que enfrento. La angustia que tenía antes ya no está más, el vacío propio de la naturaleza humana no está más porque tengo plenitud en él.

También tengo promesas como una familia que le sirve a él, una esposa que me sostiene. He encontrado promesas materiales, Dios me sacó de una pobreza extrema, de una situación económica muy difícil, empecé mal la vida y Dios ha tenido cuidado de mí, me ha proveído cuidado a mis hijos. Y aún en lo que ha faltado no ha permitido  que  sea  motivo para renegar porque ha sustentado nuestra vida emocional aun en tiempos de escasez.

Tengo promesas concretas respecto al ministerio que estoy siguiendo hoy, la posibilidad que tengo de servir en el Ejecutivo Nacional de nuestra organización, la posibilidad de servir en el tema de crecimiento de las iglesias, son promesas muy concretas.

¿Y quiénes han recibido la bendición como consecuencia de haber perseverado en el plan de Dios?

– Primero mi familia, yo puedo ver a mis hijos como les brilla el rostro al ver  como Dios nos respalda, está con nosotros, avanzamos y que hoy halla unos 200 miembros en la iglesia.

Es muy vidrioso ver la recompensa en personas, uno puede comprender mejor viendo aquella promesa en Corintios que dice “Aquel día recibirá cada uno su alabanza”.

Yo sé que muchas personas han sido alcanzadas y muchos serán alcanzados con esta misión, pero por sobre todas las cosas aquel día vamos a ver, y nuestro corazón tiene que centrarse en aquel día, en que como dice la escritura “cada uno recibirá su alabanza”, creo que es lo más importante, la certeza de la voluntad de la plenitud de Dios es la mayor recompensa.

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