Los ojos del corazón abiertos

Los ojos del corazón abiertos

Efesios 1:15-23

 

 

En una antigua película, un capitán inglés perteneciente a la realeza británica, perdió la memoria durante una batalla en la guerra de la India. Como consecuencia quedó perdido a su suerte, incapaz de retornar a su país y vivir en la riqueza que le era propia. Durante el tiempo de la pérdida de memoria tuvo que vivir de la misericordia ajena, como un pordiosero, ya que no recordaba quien era y la autoridad que tenía.

De la misma manera el creyente vive en una condición de miseria espiritual o en menor calidad de vida que le corresponde cuando tiene cegado los ojos del corazón y no logra tener una comprensión clara de quien es y la autoridad que le corresponde. Esa es la razón por la cual el apóstol Pablo ora a favor de los creyentes para que, “les sean iluminados los ojos del corazón” (Efesios 1:18 NVI). Necesitamos que Dios abra nuestros ojos, que traiga la revelación suficiente para vivir en la plenitud de la autoridad espiritual que nos corresponde como hijos de Dios. Conforme al texto de Efesios 1:15-23, tres son las revelaciones que necesitamos para vivir en la plenitud de la autoridad espiritual

Revelación #1

La esperanza que corresponde al creyente (Efesios 1:18)

En el texto, la palabra esperanza, elpis en griego, no es sinónimo de fe, sino de expectativa. Expectativa, según el diccionario de la RAE significa espera, generalmente curiosa o tensa, de un acontecimiento que interesa o importa. En el NT se usan tres adjetivos para describir la esperanza: a) Buena (2Tesalonicenses 2:16); b) Bendita (Tito 2:13); y c) Viva (1Pedro 1:3). Ninguno de estos 3 adjetivos permiten tener una esperanza negativa o angustiosa. En virtud de la obra expiatoria de Cristo, mediante la cual somos reconciliados con Dios, la expectativa siempre es positiva… buena, bendita y viva.

 

Revelación #2

La gloriosa herencia que le corresponde al creyente (Efesios 1:18)

Cuando pensamos en herencia viene a la mente: terrenos, casas, autos, dinero. Pues esa suele ser, en el mejor de los casos, la herencia que recibimos de nuestros mayores. En el caso del creyente en Cristo la herencia está por encima de las cosas materiales y por tanto es más gloriosa y afecta también lo material.  La herencia que le corresponde al hijo de Dios está determinada por las bendiciones espirituales en Cristo (Efesios 1:3).

 

Un resumen de los capítulos 1 y 2 de Efesios destaca el tipo de herencia que le corresponde al creyente:

  • La redención por la sangre de Cristo (1:7–8).
  • La adopción por medio de Jesucristo (1:5–6).
  • La elección para ser santos y sin mancha (1:4).
  • El poder para los que creen (1:19).
  • La posición de autoridad de la Iglesia (1:20–23).
  • Vida cuando estaban muertos en delitos y pecados (2:1, 5).
  • La salvación por fe, sin necesidad de obras (2:5, 8 – 9).
  • La entronización del creyente (2:6).
  • La preparación de buenas obras para que el creyente las realice (2:10).
  • La entrada por el Espíritu al Padre (2:13 – 18).
  • Ciudadanía celestial (2:19)

Las bendiciones mencionadas son descritas como la herencia para el pueblo judío (Efesios 1: 11 – 12). Sin embargo, según el “misterio de Cristo”, los gentiles son junto con Israel, beneficiarios de la misma herencia.

 

Claro está que esta herencia es muy superior a cualquier riqueza y facilita el camino para alcanzar todo aquello que nos propongamos, conforme a la voluntad de Dios.

 

Revelación # 3

La grandeza del poder que actúa en el creyente (Efesios 1:19-23)

¡Sé que es muy difícil de asimilar esta revelación! Y se necesitan los ojos del corazón bien abierto para vivirla. Lo que el texto dice lisa y llanamente, es que el mismo poder que resucitó a Jesús y lo sentó en el trono para gobernar sobre todo, es el poder disponible para los hijos de Dios. Cada creyente, en virtud de las bendiciones espirituales tiene disponible un poder sobrenatural para vivir una vida de plenitud.

 

Claro está que al tener los ojos del corazón cerrados vivimos rodeados de temores, dudas y zozobra. Debemos unirnos al apóstol en oración y clamar a Dios: “Abre los ojos de nuestro corazón para entender la esperanza, la herencia y el poder que tenemos como hijos de Dios”. Amén.

 

Aplicación:

  1. ¿Cuál de las tres revelaciones son más urgentes en este tiempo para su vida? ¿por qué?
  2. ¿Qué puede esperar que Dios haga con usted en los próximos años? ¡Responda con los ojos del corazón abierto!
  3. Oren como GPO para que Dios abra los ojos del corazón.

 

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