Lecciones en el desierto

Lecciones en el desierto

Mateo 4:1-11

Existe una teología del desierto desarrollada en el campo de la vida práctica del cristiano. No puede considerarse parte de la teología sistemática ni bíblica, pero si, de alguna manera, de la teología práctica. Se han predicado cientos, hasta miles de sermones sobre la necesidad de pasar por el desierto para ser transformados por Dios. Esta “teología práctica” se fundamenta en las experiencias de transformación de hombres como Moisés, David, Elías, entre otros.  Todos ellos ingresaron a un desierto y salieron de él transformados para realizar las tareas encomendadas por Dios.

Jesús también tuvo su tiempo en el desierto. Luego del bautismo y la llenura del Espíritu Santo, el mismo Espíritu le impulsa al desierto para ser probado. El ministerio de Jesús destruiría las obras del Diablo, despojaría a Satanás del poder sobre la humanidad, por tanto, era lógico que Jesús se opusiera a él directamente y reclamase el territorio que vino a salvar. Entonces, el desierto para Jesús es el tiempo de obtener su victoria sobre el enemigo.

Para nosotros hoy, el desierto de Jesús nos puede regalar preciosa lecciones para obtener victoria en los desafíos de la vida. Permítanme compartir algunas lecciones en el desierto para obtener victoria en los desafíos de la vida.

 

Lección #1

La victoria la obtiene quien reconoce que la satisfacción está en Dios (Mateo 4:3-4)

Para Jesús, luego de ayunar 40 días, comer era una verdadera necesidad. No parece que estuviera mal pedirle a Dios algo que en realidad es una urgencia. ¿Es acaso, caer en pecado buscar que Dios nos de algo que es una necesidad propia del cuerpo? Jesús entendió que sí, y rechazó la oferta de Satanás. ¿Por qué? Pues, Jesús estaba en el desierto para llenarse Dios con el fin de enfrentar el ministerio, el pan hubiese resultado en un distractor en su búsqueda que Dios llene su vida.

 

La naturaleza nos impone encontrar la plenitud en lo pasajero: comida, bebida, familia, éxito, pues es lo que nuestro cuerpo puede sentir y el alma contemplar. Pero no estamos en este mundo para darle lugar a nuestra alma, sino para vivir en el espíritu. Es necesario educar el alma y someterla al deseo del Espíritu (Gálatas 5:16). Hay que reconocer que encontrar la satisfacción en Dios no es lo natural. Nuestra alma se revelará ante cualquier circunstancia que nos niegue lo que nuestra alma ve como plenitud. Por eso es necesario educar el alma para que encuentre plenitud en Dios. Así lo hizo el salmista cuando perdió todo aquello que se valora humanamente: “¿Por qué te abates,  alma mía,   y te turbas dentro de mí?   Espera en Dios,   porque aún he de alabarlo,   ¡salvación mía y Dios mío! (Salmos 42:5).

 

Lección #2

La victoria la obtiene quien recurre al favor de Dios para los fines correctos  (Mateo 4:5-7)

La tentación de lanzarse del pináculo del templo expone a Jesús a buscar el favor de Dios con un fin incorrecto. El Diablo cita las Escrituras para apoyar su punto de vista (Salmo 91:11) pero, es una trampa para que la manifestación de Jesús al pueblo se pareciese más a un show, que al anuncio de las buenas nuevas de salvación. Descender volando del templo hubiese satisfecho las expectativas populares, sería una señal del cielo tal como se la pidieron los fariseos para creer en él. Sin embargo, obtener la aceptación de la gente sin comunicar el mensaje principal de su misión “arrepentíos y creed en el evangelio” era un fin incorrecto.

 

Dios promete hacer milagros en respaldo a sus hijos. La Biblia alienta a buscar de Dios los mejores dones. Pero el fin debe ser el correcto. Cuando la motivación es egoísta o distrae los propósitos de Dios, más que el favor divino tendremos a Satanás celebrando nuestro fracaso ante la prueba.

 

Lección #3

La victoria la obtiene quien rehúye al camino fácil (Mateo 4:8-11)

La última tentación que presenta el pasaje de Mateo 4 parece ser la más absurda. Las anteriores son más sutiles, hasta justificables, pero adorar a Satanás es a todas luces un pecado terrible. ¿Qué le hizo pensar al Diablo que Jesús cedería ante semejante oferta de concederle los reinos de la tierra si le adoraba? Es posible que el Diablo haya apelado a la humanidad de Cristo. Pues, aunque la adoración a Satanás es un pecado evidente, la humanidad lo practica sin temor.

 

La mayoría no se postraría ante el Diablo si éste se manifestara en la plenitud de su maldad, pero si lo hace cuando les ofrece un camino fácil para obtener lo que desea. Una mentira, un pequeño engaño, un robo insignificante, un deseo sexual, son los caminos fáciles que ofrece el Diablo para apartar a las personas del plan de Dios. Y lamentablemente muchos toman ese camino.

 

En algunas ocasiones el camino fácil no será un pecado, sino la oportunidad de cumplir un sueño particular, una buena ambición, una comodidad que se puede alcanzar, pero que se opone a los planes de Dios. Es ahí cuando es más difícil rehuir al camino fácil, cuando no parece malo y nos acerca a lo que deseamos. Es en ese momento que necesitamos recordar que los que obtienen victoria son los que rehúyen al camino fácil.

 

Aplicación:

  1. ¿Qué situaciones le quitan la felicidad o la paz en este tiempo y considera que no deberían hacerlo?
  2. ¿Qué milagro o dones necesita de parte de Dios? ¿El fin por el que pide es el correcto?
  3. ¿Hay algo a lo que debe renunciar? ¿Hay algo pudiera distraerle de los planes de Dios?

 

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