Texto bíblico: Lucas 2
Uno de los eventos más importante de la historia está sucediendo en Belén pero queda oculto detrás de una gran actividad. El Imperio Romano realiza un censo cuyo objetivo es mejorar la capacidad de recaudar dinero. En medio de la conmoción que esto representa, Dios se hace presente en la historia de la humanidad a través de la encarnación, nace el
Salvador. La gran actividad pro recaudación oculta el milagro del nacimiento del Cristo.
Así también hoy, como hace más de 2000 años, el nacimiento del Salvador pasa desapercibido entre tanto consumismo.
Sin embargo, unos pocos participaron y disfrutaron del nacimiento del Mesías. Pero, debe reconocerse, que aquellos que entendieron la relevancia del nacimiento de Jesús recibieron primero una revelación. Fueron capaces de glorificar a Dios porque Dios les dio a conocer la gloria del aquel humilde alumbramiento. Así fue con María (Lucas 1:31), con
los pastores (Lucas 2:8-12), con Simeón (Lucas 2:25-32) y con los demás.
El hecho de que el nacimiento del Salvador sea comprendido por revelación de Dios nos plantea dos desafíos, analicemos estos desafíos.
Desafío #1
Ser encontrados dignos para la revelación
¿Qué encontró Dios en estos personajes para considerarlos dignos de la revelación?
- María tenía la disposición de rendirse a la voluntad de Dios (Lucas 1:38)
- Los pastores obligados por su profesión, estaban alejados de la vorágine del censo y tenían mucho tiempo para la reflexión (Lucas 2:8)
- Simeón por su parte tenía el anhelo de algo mejor para su nación (Lucas 2:25)
Desafío #2
Ser agentes de revelación (Lucas 2:36-38)
Tan preciosa era para Ana la revelación del Nacimiento de Jesús que empezó a hablar a todos los que esperaban la redención. ¿Puede imaginar a la anciana de más de 100 años corriendo por la ciudad de Jerusalén anunciando el nacimiento de Cristo? Sin lugar a dudas, para ella no había nada más importante que la salvación de su nación.
Preguntas de aplicación
- ¿En qué se puede ver tu disposición a rendirte a la voluntad de Dios?
- ¿Pasas tiempo en oración y meditación para entender los planes de Dios? ¿En qué planes estás ocupado?
- ¿Qué anhelos tienes para tu familia y comunidad?
- ¿Cómo puedes mejorar tu tarea de anunciar al Salvador?