Texto bíblico: Nehemías 8:1-6
La victoria física no significa siempre una victoria espiritual. Así tampoco, el respaldo de Dios para con el líder de un pueblo no significa relación de Dios con el pueblo. Parece ser que Nehemías lo entiende así, y una vez que el pueblo obtuvo la victoria física de la construcción del muro emprende un nuevo proyecto, esta vez el de traer la presencia de Dios a la Nación. Para esto, emprende un proceso, no a la manera de David quien trajo el arca del pacto con ese fin, sino de uno basado en principios divinos que permiten experimentar la presencia de Dios.
Consideremos este proceso basado en los principios divinos de manera a hacer realidad la presencia de Dios en nuestras vidas.
Principio divino #1
Cumplir con las demandas del culto a Dios (Nehemías 7:73b- 8:1)
El Antiguo Testamento establecía el formato del culto a Dios. En el caso del capítulo 7 y 8 de Nehemías el culto a Dios que se celebra es el que corresponde al septimo mes del septimo año, llamado día de gran convocatoria. Entonces, cuando llega el día de la celebración del culto, el pueblo se congrega para cumplir con el culto establecido por Dios.
Lo interesante es que el pueblo que se convoca para el culto a Dios no era fiel a los principios divinos.
Muchos eran los pecados que seguían practicando al momento de la convocatoria. Sin embargo, a pesar de la paupérrima condición espiritual, igual participan del culto a Dios. Pudiera tomarse esto como un acto religioso vacío. Una liturgia hueca. Pero al leer las escrituras, como lo establecía el formato del culto, el pueblo cayó en convicción de pecado y comenzó a llorar en arrepentimiento (Nehemías 8:8-9). Cumplir con las demandas del culto a Dios trajo un precioso resultado.
En el Nuevo Testamento también se establece el formato del culto a Dios para los creyentes en Cristo. Por ejemplo: reunirse dos o más personas para orar (Mateo 18:20); congregarse para exhortarse y alentarse mutuamente (Hebreos 10:24-25); la reunión pública donde se puede cantar, enseñar, orar en lenguas, compartir revelaciones de Dios y todo aquello que edifique (1Corintios 14:26); y así también participar de la conmemoración de la Cena del Señor (Lucas 22:19). Quien anhele la presencia de Dios puede participar del culto a Dios con la certeza que Dios se manifestará en su vida.
Principio divino #2
Leer con entendimiento la Biblia (Nehemías 8:1- 8)
El pueblo convocado en la plaza para celebrar el culto está atento a la lectura de la palabra de Dios. Para la ocasión, el sacerdote Esdras llevó consigo a la plataforma, construida para la lectura de la Ley de Dios, a catorce maestros de la Ley. Y ante cada párrafo leído seguía una explicación de parte de los maestros. La lectura acompañada de la explicación produjo un gran efecto en el pueblo congregado, al punto que rompieron a llorar por los pecados cometidos. Dios fue real para el pueblo cuando pudo entender la Palabra de Dios.
Principio divino #3
Hacer memoria de las bendiciones divinas (Nehemías 9:6, 31)
Desde el verso 6 al 31, cada versículo presenta las misericordias antiguas de Dios para con su pueblo. Una y otra vez el pueblo se manifestaba rebelde, duro de cerviz, sin embargo Dios se mostraba fiel a si mismo y los bendecía. Cuando el pueblo está congregado en la plaza para la celebración del culto se toma gran parte del tiempo para recordar las bendiciones divinas. Hacer memoria de las bondades de Dios los renueva en su compromiso como pueblo de Dios y Dios vuelve a ser real para ellos.
El Principio divino #4
Practicar la confesión de pecados (Nehemías 9:33-37)
El pueblo congregado, luego de recordar las bendiciones de Dios procede a restaurar su comunión con Dios a través de la confesión de sus pecados. Ya no hay más tiempo para quejarse por la condición en la que se encuentran, ni intentar alguna justificación. Dios fue bueno con ellos mas ellos pecaron contra Dios y solo la confesión puede solucionar el problema.
Cada creyente que anhele la presencia de Dios hará bien en practicar la confesión. Tres oraciones pueden servir de modelo para hacerlo: Nehemías 1:7-11, Daniel 9:3-19 y Lucas 18:13.
Principio divino #5
Pactar con Dios el cambio de conducta (Nehemías 9:38)
Al finalizar la confesión de los pecados el pueblo da un paso más, redactan un acta en la que se comprometen a abandonar los pecados. Claro está que Dios no necesita un papel firmado, pues el conoce las intenciones del corazón. El acta de cambios de conducta es para ellos mismos. Necesitaron reflexionar en lo que estaba mal para tomar decisiones concretas sobre los cambios que debían realizar.
Escribir las decisiones que uno toma respecto a los cambios y repasar su cumplimiento es una forma excelente para hacer realidad la presencia de Dios en la vida diaria.
Principio divino #6
Buscar quien supervise los cambios de conducta (Nehemías 13:7-8, 17, 25)
Para traer la presencia de Dios a la Nación, Nehemías inició un proceso que no tenía fin. Luego de llevar al pueblo a un pacto con Dios sobre cambios de conducta, se contituyó en el supervisor de los cambios. Al retornar de su viaje llama a los dirigentes a fin de corroborar si cumplieron con lo pactado. Y los que no lo hicieron tuvieron que sufrir la corrección del supervisor.
Dos elementos son necesarios para que el supervisor pueda hacer su tarea. Primero, la voluntad de cambio del supervisado y segundo, la autoridad concedida al supervisor. Nehemías pudo supervisar porque era el gobernador y podía corregir a quien quería.
Preguntas de aplicación:
- ¿Cuál forma de culto te falta cumplir? ¿Por qué?
- ¿Cómo podemos leer la Biblia con entendimiento?
- Comparta algo bueno que Dios hizo con usted.
- ¿Qué cambios debes hacer para permanecer en la presencia de Dios?
- ¿A quién le concediste autoridad para que te supervise?