¿Natural, Carnal o Espiritual?

¿Natural, Carnal o Espiritual?

1 Corintios 2:6 al 3:3

Varias son las razones positivas por la que desarrollamos el énfasis «recibir una palabra de Dios». El tener una palabra de Dios nos apresura a alcanzar lo prometido por él, nos permite dar pasos acertados hacia las meta, nos asegura la victoria.

Así también hay razones negativas por las que no podemos quedarnos sin recibir una palabra de Dios. En el pasado perdimos oportunidades por no tener una palabra de Dios que dirija nuestras vidas. Tomamos malas decisiones económicas. Equivocamos el trato con la familia. Pusimos en riesgo los planes de Dios. Y como iglesia corremos el peligro de accionar de tal manera que demos  una pésima imagen de lo que es el cuerpo de Cristo en la tierra.

Tal es el caso de la iglesia en Corinto, visitada por Dios con  poderosos dones estaba fragmentada, dividida. El comportamiento de la iglesia de corinto era vergonzoso en muchos aspectos. Tal es así que el apóstol tiene que intervenir para corregir a la iglesia. En su intervención el apóstol deja en claro que los corintos eran incapaces de entender la voz de Dios (1 Corintios 3:2). Es decir, no podían recibir la palabra de Dios.

Al estudiar el texto de 1 Corintios 2 y 3 se puede inferir que la iglesia se hace incapaz de entender la voz de Dios a consecuencia de algunas barreras en la percepción[1] de las verdades espirituales. Es por tanto necesario superar estas barreras para entender la voz de Dios. Consideremos estas barreras en la percepción de las verdades espirituales.

 

Barrera #1

La percepción natural   (1 Corintios 2:14)

La percepción natural es propia del hombre natural. Dice 1 Corintios 2:14 “que el hombre natural no percibe las cosas del Espíritu de Dios”. Es decir no puede entender la palabra de Dios.

El hombre natural, sukikos en griego,  describe al hombre guiado por las sensaciones, en una condición más baja si se compara con el hombre espiritual. El hombre natural es aquel que considera el evangelio como una necedad (1 Corintios 1:18). Evidentemente, no puede recibir una palabra de Dios que dirija su vida por que no es salvo y está separado de Dios (Romanos 3:23). Muerto espiritualmente en delitos y pecados. Incapaz de entender la vida que Dios tenía para él.

Todos nosotros fuimos en algún tiempo un ser natural, hasta que por la misericordia de Dios fuimos alcanzados por el evangelio de Jesucristo y habiendo creído en él alcanzamos el perdón de nuestros pecados, y libertados del pecado disfrutamos la salvación de Dios.

Aquellos que aún están en la condición natural necesitan rendir su vida a Cristo y  tomar la decisión de renunciar al pecado. La barrera de la percepción natural se supera teniendo a Cristo como Señor y Salvador (Romanos 10:9-10).

Barrera #2

La percepción  carnal (1Corintios 3:1-3)

La percepción carnal es propia de los creyentes carnales. Los creyentes carnales, sarkikos en griego, son aquellos que no tienen un crecimiento espiritual (1 Corintios 3:1). Por tanto no son capaces de entender la voz de Dios. Si ser un creyente carnal es una barrera para entender la voz de Dios, debemos analizarnos y considerar sino nuestra percepción es carnal y de ser así como superar esta barrera.

Surge aquí la pregunta: ¿Cómo identificar si somos carnales? Pues bien,  Pablo llama carnales a los corintios porque hay entre ellos celos, contiendas y disensiones. (1 Corintios 3:3-4). Los pecados de contienda, celos y disensiones son la manifestación de la carnalidad.

Pero, la razón por la que se mantienen en esa carnalidad no es el pecado, sino  la percepción equivocada de sí mismos. Los corintios viven en medio de una sociedad que categoriza a sus miembros en base a la riqueza, el poder y la sabiduría; y no teniendo los corintios ninguno de esos atributos (1 Co. 1:26) ellos buscaron a personajes importantes que los representen ante los demás, de ahí las divisiones. Pablo corrige este pensamiento con las palabras de los versos 21 al 23. No les dice dejen de pelear para no ser más carnales, les dice: «todo es vuestro». Es decir, si supieran quienes son no se pelearían.

Concluyo que quien entiende su posición en Cristo, como hijo de Dios, no tendrá una conducta carnal. Ser un creyente carnal tiene que ver con  una percepción equivocada del nuestro valor como creyentes, como hijos de Dios. Y la salida a esta condición es la renuncia a la carnalidad aceptando nuestra condición de  pertenecer  Cristo y ser por tanto suficientes herederos de todo. Somos hijos amados de Dios y como tal le pertenecemos a él y para él vivimos. Cuando esto aceptamos en nuestro corazón nuestra mente es capaz de entender lo que Dios tiene para nosotros.

Aplicación:

  1. ¿Quiere rendir su vida a Jesús como el Señor y Salvador?
  2. ¿Cuáles acciones carnales debe abandonar?
  3. ¿Qué está haciendo que demuestra su crecimiento espiritual?
  4. Tomen tiempo como GPO para dar gracias a Dios por el precioso regalo de hacernos sus hijos, herederos y dueños de todo

 

[1] Percepción: significa percibir, captar, entender, recibir un conocimiento.

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