Las relaciones interpersonales
Gálatas 6:1-10
Tengo algunas imágenes en mi mente de un poema que estudié en la escuela. El autor intentaba definir lo que era el amor y para hacerlo utilizaba un sinfín de metáforas. Por ejemplo: “el amor es el rocío sobre el trigo en la mañana de primavera, o el amor es las luces de un tren que recorre la campiña en una noche estrellada”. La maestra nos explicó que era tan difícil definir el amor que el autor del poema debía recurrir a una gran variedad de ilustraciones.
Para definir el amor, en 1 corintios 13 se mencionan quince acciones que realiza el que ama. La definición tiene que ver con acciones prácticas más que emociones. Esto es muy importante porque la exhortación bíblica dice que debemos amar al prójimo en hecho y verdad (1 Juan 3:8). Y aquellos que deseamos agradar a Dios debemos actuar de la manera que lo establece.
Precisamente, en el capítulo 6 de Gálatas, se trata el tema del amor enfocado desde el punto de vista de las relaciones interpersonales. Con el pensamiento en mente de restaurar al creyente que fracasó se presentan algunos principios que deben regir las relaciones con el prójimo. Analicemos estos principios.
Principio #1
El reconocimiento de nuestra debilidad (Gálatas 6:1)
El contexto del verso 6:1 refleja un problema de caída espiritual de alguno hermanos. La exhortación del apóstol es que los que se consideran espirituales trabajen en restaurar a los que han caído. Esta tarea de restauración debe ser hecha con la actitud correcta: mansedumbre.
El problema es que la mansedumbre no es fácil de lograr sin el pensamiento correcto acerca de uno mismo. Lo cierto es que todos estamos expuestos al fracaso y cuando somos capaces de reconocer nuestras debilidades es cuando la mansedumbre se manifiesta y somos de bendición al prójimo.
Principio #2
Recordar que la Gracia de Dios nos hace competentes (Gálatas 6:3)
La gracia de Dios nos hace competentes para restaurar a los que han fracasado, así lo afirma la Biblia en 2 Corintios 3:5. Pero, la verdad sea dicha, el texto de Gálatas 6:3 dice lo mismo de una manera diferente y muy chocante, A. T. Robertson, experto en griego, traduce el texto de esta manera: “El que cree que es un gran número no siendo nada en absoluto extravía su propia mente”[1]. Debe quedar claro, no es que algunos no son nada, sino todos somos nada por nosotros mismos.
No es que el apóstol pablo trata de menospreciar a los creyentes, cuando les dice que son nada, sino por el contrario, intenta animar a aquellos que no han fracasado a que dediquen tiempo en ayudar a restaurar a los más débiles, recordando que si están en pie es por la gracia de Dios que los ha hecho competentes.
Alguno de nosotros pudiéramos decir, que se vean ellos solos que decidieron por el pecado, pero Dios nos dice: ayúdense unos a otros, pues ustedes están firmes por pura gracias, no por ser mejores.
Principio #3
La ley de siembra y cosecha (Gálatas 6:6-10)
A través de toda la Biblia se repite la ley de siembra y cosecha. En este caso es aplicada al sostenimiento de los maestros cristianos (Gálatas 6:6), al comportamiento moral (Gálatas 6:8) y al servicio cristiano (Gálatas 6:9-10). Todo aquel que desee tratar con el prójimo a la manera de Dios demanda deberá relacionarse en base a esta ley.
Pero, ¿Cómo se aplica la ley de siembra y cosecha en las relaciones interpersonales? Pues en el caso de los maestros, el discípulo debe compartir algún bien material con el maestro. En este sentido, Pablo exhortó a la Iglesia en Corinto a cumplir con esta responsabilidad al decirles: “Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿será mucho pedir que cosechemos de vosotros lo material?” (1 Corintios 9:11). La ley de siembra y cosecha, en relación con el maestro es una evidencia que desde los inicios de la iglesia de Cristo, los maestros eran reconocidos económicamente por su trabajo de instrucción[2]. En lo que respecta al comportamiento moral, la ley de siembra y cosecha demanda completa honradez, pues la falta de ella producirá una cosecha corrupta, desagradable. Y finalmente, en relación con el servicio cristiano, la ley de siembra y cosecha dice: “a su tiempo segaremos si no desmayamos” es decir, Dios tiene tiempo para hacer germinar la bendición por cada semilla que se planta, más tarde o más temprano se recogerá el fruto de lo sembrado. Cada acción hecha a favor de un hermano en la fe tendrá su recompensa.
Aplicación:
- Nombre a una persona que necesite ayuda espiritual. ¿Qué puede hacer para ayudarle?
- Todos queremos tener una abundante cosecha de bendiciones ¿Qué servicio cristiano está realizando para tener una abundante cosecha?
- ¿Quiénes sembraron en usted lo espiritual? ¿Qué hace o hará para recompensarlos?
[1] Archibald Thomas Robertson. Comentario Bíblico al Texto Griego del Nuevo Testamento. (Editorial Clie, 2003. Versión digital para E- Sword 10.4.0), bajo Gálatas 6:3
[2] IBID, bajo Gálatas 6:6