Texto bíblico: Filemón 1:1-25
La Semana pasada mencioné que la iglesia es capaz de provocar un cambio social positivo en nuestro país. Y sustenté el argumento en los cambios sociales acontecidos en Inglaterra como consecuencia del avivamiento wesleyano. Quiero mantener esa tesis en el presente estudio pero con base en la Carta de Pablo a Filemón. Esta carta es la prueba que la Iglesia de Cristo tiene el poder de provocar una revolución hacia una sociedad más justa.
Los personajes principales de la carta son tres: Pablo, Filemón y Onésimo. Pablo, el apóstol fue quien evangelizó a Filemón. Filemón tenía una deuda de amor para con el apóstol por presentarle el evangelio. Mientras que Onésimo es el esclavo fugitivo de Filemón. En la prisión Pablo trae a la fe de Cristo a Onésimo, así como lo hizo con su amo. La carta es un pedido de Pablo para que reciba a Onésimo de nuevo en su casa, pero ya no como un esclavo sino como un hermano en Cristo.
Es interesante notar que no hay un pedido de Pablo para que Onésimo fuese liberado de la esclavitud, pero eso fue lo que aconteció. Onésimo fue liberado y volvió a la prisión, pero esta vez para servir a Pablo. Sirvió a Pablo. Luego predicó en diferentes países, fue Obispo de Éfeso y finalmente murió lapidado por el Emperador Trajano en el año 109.
La transformación, de esclavo fugitivo a obispo y mártir, revela el poder de la iglesia para provocar una revolución social hacia una sociedad más justa. Claro está que esto es posible en la medida que sus miembros tengan una verdadera conversión y vivan en consagración. La iglesia nominal es incapaz de provocar cambios. Por el contrario, un creyente consagrado, a la manera de Filemón puede aportar positivamente al cambio social. Pero, ¿cómo podemos saber que nuestra consagración es real? La respuesta puede ser compleja, pero a la luz del Libro de Filemón podemos señalar tres evidencias de una consagración capaz de provocar cambios en la sociedad. Consideremos estas evidencias.
Evidencia #1
La capacidad de servicio (Filemón 1:7, 22)
El servicio era una evidencia de la consagración de Filemón. Puede verse esta evidencia en la capacidad de confortar y dar alojamiento que poseía Filemón. Confortar, del griego anapauo, significa hacer o permitir a alguien cese de cualquier labor o movimiento a fin de recobrar fuerzas. Su principal significado es el de tomarse, o de hacer tomar, un descanso. También esta palabra se utilizaba en la agricultura para señalar el tiempo que se deja reposar una porción de tierra para que en la próxima siembra produzca un fruto más abundante.
Respecto a Filemón, significa que los ministros que llegaban a casa de Filemón eran servidos de tal manera que encontraban descanso y renuevo para volver con mayor fuerzas al ministerio. Y por estar renovados podían producir mejores resultados.
En cuanto a nosotros, la consagración a Dios debe reflejarse en el servicio. Las palabras son insuficientes cuando somos incapaces de brindar descanso de sus labores a los demás.
Evidencia #2
Actitud de agradecimiento (Filemón 8-9, 17-20)
Existe una diferencia muy grande entre decir “gracias” y tener una actitud de agradecimiento.
Actitud significa disposición de ánimo manifestada de algún modo. Es decir, la actitud de agradecimiento se manifiesta en acciones concretas, no solo en palabras.
La actitud de agradecimiento fue requerida por Pablo a Filemón y esta es una evidencia de la consagración. Ya que Pablo fue quien le predicó el evangelio de la salvación por la fe en Jesús a Filemón, ahora esperaba que en agradecimiento pasara por alto el castigo hacia el esclavo, a quien también evangelizó. Filemón evidencia su consagración recibiendo al esclavo rebelde como un hermano en Cristo.
Evidencia #3
La Voluntad de perdonar (Filemón 1:8-21)
Pablo le ruega a Filemón que perdone al esclavo rebelde. El amo poseía el derecho de quitarle la vida al esclavo fugitivo. También tenía la necesidad de mantener a los demás esclavos en sujeción. Para Filemón, pasar por alto la rebeldía de Onésimo sería alentar a los demás a hacer lo mismo. Sin embargo, hace mucho más de lo que se le demanda. No solo lo perdona, sino que inclusive discipula y liberta.
Perdonar no es una cuestión de sentimientos sino de decisión. Más allá de las emociones es necesario obedecer a Dios. El establece claramente que se debe perdonar a quienes nos dañan.
Onésimo falló a la confianza de su amo quien lo llamaba “Útil” sin embargo fue perdonado, pues la voluntad de personar es propia de aquellos que viven en consagración a Dios.
Preguntas de aplicación:
- ¿De que manera puedes aliviar las cargas de las personas que te ministran?
- Escoje una persona a la que en el trasncurso de la semana puedas mostrarle tu
- agradecimiento. La próxima semana comparte la experiencia en el GPO.
- En oración a Dios, confiesa perdón a las personas que te dañaron.